El chimichurri es una salsa típica de países como Uruguay, Paraguay y Argentina. De consistencia líquida, se elabora principalmente a base de orégano, ajo, vinagre, perejil, ají molido y sal. El uso de ají hace de esta una salsa de carácter marcadamente picante, que se suele emplear para marinar principalmente carnes y pescados, y para servir como aderezo de ensaladas o carnes asadas. Su principal cualidad es realzar el sabor de las carnes sobre las que se aplica. Es una salsa muy utilizada en el famoso asado argentino.
Hacia finales del siglo XIX, el chimichurri se solía elaborar con una base de salmuera, que posteriormente se fue sustuyendo por vinagre. Además de los ingredientes ya mencionados (ajo, perejil, orégano, etc.), en su elaboración se pueden incluir otros; tomillo, laurel, pimienta, mostaza, etc. Hay que dejar claro que no hay una única receta para esta salsa, ya que tanto los ingredientes empleados como sus proporciones, varían considerablemente de unas zonas a otras.
Como podréis comprobar en el paso a paso que os mostramos a continuación, la elaboración de esta salsa es sumamente sencilla, consistiendo, básicamente, en picar finamente los ingredientes sólidos y mezclarlos con los líquidos. Jugando con la cantidad de ají se pueden obtener versiones con una mayor o menor carácter picante.
Vídeo de la Receta
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Ingredientes [Para 8 personas]:
- Agua - 200 militros
- Aceite de oliva - 100 mililitros
- Vinagre - 50 mililitros
- Orégano - 3 cucharadas grandes
- Pimentón dulce - 2 cucharadas grandes
- Sal - al gusto
- Dientes de ajo - 4 unidades
- Perejil - 6 cucharadas grandes
- Ají molido - 1 cucharada pequeña
- Comino molido - 1 cucharada pequeña
Pelamos los dientes de ajo y los picamos lo más finamente que podamos. Para ayudarnos en esta labor, podemos hacer uso de un machacador de ajos. Una vez picados, los ponemos en un cuenco.
A continuación, procesamos las hierbas aromáticas, para ello, desechamos los tallos y picamos las hojas muy finamente. A medida que las picamos, las vamos echando al cuenco donde hemos puesto los ajos.
Seguidamente, añadimos el pimentón dulce, el ají molido, el comino y la sal. Con la ayuda de una cuchara, mezclamos todos los ingredientes.
Con la ayuda de una maza de madera o piedra como las empleadas en los morteros mortero, machacamos un poco más el ajo para que forme una especie de pasta con el resto de ingredientes.
Calentamos el agua en un cazo. Cuando rompa a hervir, la vertemos en el cuenco. De este modo, conseguimos extraer más sabor a las hierbas y especias.
Vertemos el vinagre y lo incorporamos mezclando con un batidor de mano.
Por último, vertemos el aceite y volvemos a batir. Ya tenemos lista nuestra salsa chimichurri.
Aunque la mayoría de gente suele usar hierbas aromáticas secas, hay que decir que el aroma y sabor que aportan en fresco es muy superior, por ello, os recomendamos que en la cocina uséis, siempre que estén a vuestro alcance, hierbas recién recolectadas. Tener en el alféizar de la ventana unas macetas con diversas plantas aromáticas está al alcance de cualquiera, solo tenemos que vigilar el riego y darles un abonado cada 15 días para que ellas nos regalen sus deliciosos aromas.
Aunque esta salsa se puede consumir recién hecha, a mí me gusta prepararla varios días antes de su uso. Una vez que se ha enfriado, la transfiero a un recipiente con cierre hermético y la dejo en la nevera durante varios días. A medida que la salsa se enfríe, el aceite solidificará, apareciendo como una capa blanquecina en la superficie de la salsa. Cuando la queramos usar, debemos sacarla de la nevera un par de horas antes para que el aceite vuelva a un estado líquido, lo que nos facilitará volver a mezclarlo con el resto de ingredientes.
La chimichurri suele tener una consistencia líquida, para alterarla, variando la consistencia, podéis jugar con las proporciones los tres líquidos usados y de las hierbas aromáticas.